miércoles, 21 de diciembre de 2016

capitulo 11

                                                                                                                                                          (11)       


         P al fin llevó la película que “N” le había pedido en favor que le buscase.
         Era lunes. Un poco más de las cuatro de la tarde. “N” había dispuesto ver la película en detalle esa tarde. Antes había hecho café en una cafetera de presión tipo italiana, lo había servido en una taza pequeña con su respectivo plato, y lo había saboreado gustosamente, antes de dedicarse a lo que se iba a dedicar. Conectó los aparatos en sus respectivos conectores de electricidad. Arrastró su silla tipo sofá de color verde claro y la puso frente a la mesa donde tenía todo dispuesto para dedicarse a lo que haría. Estaba ligero de ropas, más bien, demasiado ligero, y para no sentir el frío del aire acondicionado se puso una franela de color negro para cubrirse apenas un poquito más. A diferencia de El Quijote que se había apertrechado para su salida y su gran hazaña en su locura, “N”, por el contrario, se había despojado de casi todo, por lo menos en esa tarde, para emprender su grande hazaña de contemplar y disfrutar una obra del séptimo arte, como se dijo que se dice y se cataloga el arte que es el cine, con su maravillosa magia y endulzamiento que a todos embeleza y transforma, como ha de transformar siempre el arte, que no es otra cosa que buscar pulir el oro que es el ser humano y que tiene en su más profundo de su esencia; quizás en eso estaba consistiendo el que “N” estuviese ligero de ropa, como indicando su disposición mental e intelectual de despojarse de todo, como diciendo que se quitaba toda idea y preconcepción y prejuicio, para absorber el todo del todo de lo que iba a realizar; tal vez, porque se trataba de leer un nuevo libro o una enciclopedia completa de un tema que le iba a ser nuevo, aunque ya tenía alguna idea cuando alguna vez había visto algo de la película que ya iremos a referir y a presentar en desde este capítulo; tal vez, porque se trataba de ver y contemplar un cuadro o una pintura, en la que él no era muy experto, pero que tenía necesidad existencial de ver y contemplar, y en la que estaba abierto a toda una nueva y enriquecedora experiencia; en eso consistiría el hecho del café que se había tomado, como si fuese un café compartido con un extraño en una mesa de cualquier sitio donde se pudiese tomar un café en un diálogo franco y abierto, sin reservas, ni miramientos ni reparos en expresar lo que se pensase, y disfrutar doblemente el momento exquisito de un café y lo que eso significa; podría verse aquel momento como un café en un café, en donde habría intercambio de ideas y de pensamientos y del que se sacaría una experiencia realmente maravillosa como lo es el compartir la mesa, y como habrá de serlo siempre, en la que el café sería, igualmente, una experiencia de belleza como lo es el arte de compartir, porque como todo arte, indudablemente, también se cultiva, se riega, y se desarrolla; esa disposición de “N” no era consciente ni sabía que lo de ligero de ropas, y lo del cafecito antes de disponerse a ver la película, podría ser una disposición de apertura y de franco diálogo, que hubiera sido muy distinto si se hubiese cruzado de brazos, posición y postura que le hubiesen preparado con cierta predisposición negativa a estar vulnerable, y sería una postura de impermeabilidad y, más bien, de cerrazón, porque con ello indicaría que nada de lo que viera le iba a hacer cambiar de opinión, cosa que hubiese sido, igualmente, si en un café conversara con un extraño guardando distancias y sosteniendo posturas, tal vez herméticas, y entonces, no hubiese sido una disposición a un diálogo, como a veces y comúnmente pasa y puede pasar, o como la de no mirar a los ojos en la conversación, sino con mirada dispersa y distraída mirase a otro lado y  no a su interlocutor, fuese quien fuese.
         Ya hacían su aparición los primeros letreros identificando las compañías de cine que habían estado asociadas en esa producción. Todos los créditos de toda obra, como en un libro, después de la portada, en las primeras páginas aparecen el nombre en cuestión de la obra, su título original, su autor, su casa editora, su casa o empresa o taller donde se imprimió el libro; así, estaba apareciendo en la pantalla del aparato reproductor de video todos los créditos de producción, que son necesarios identificar, y que forman parte de la historia de esa obra como tal, ya que nada se da de la nada, y todo tiene un origen, mucho más cuando sean ideas y pensamientos que es importante precisar, porque todo hijo, en creación, tiene su padre, y de eso hay que ser respetuosos y agradecidos, como ha de ser lógico; y el caso es que de entre los muchos datos que aquí se deben decir, aparecían y aparecen en la película los que a continuación se dan como créditos generales, como el Título: Más allá de los sueños, Dirección: Vincent Ward; Producción; Barnet Bain; Guión: Ronald Bass, basado en la novela de Richard Matheson; Música: Michael Kamen; Reparto: Max Von Sydow, Annabella Sciorra, Cuba Gooding Jr., Robin Williams; entre otros de los muchos datos que se deben citar; porque toda idea tiene su pensador, aunque no se fuera inédito, ya que como dijera José Ortega y Gassett, todos somos hijos de la época, y se piensa y se siente, y se tiene los gustos de la época, y así en una generación y en otra, aunque cuando a veces quisiéramos dárnosla de originales, pues no lo somos, ya que nos determina en cierta forma la época a la que pertenecemos.
         “N” había tomado una libreta para tomar las ideas que pensaba le iban a ser útil y de reflexión de la película que estaba comenzando. La escena con la que comenzaba y comienza la película es un lago. Dos jóvenes van en distintas como especies de canoas de paseo por el lago, son un joven y una joven. Ambos se ven y tratan de entablar una comunicación a distancia de una canoa a la otra, pero no se entienden. Ella intenta hablar en italiano. El no entiende y así se lo dice en una respuesta en un italiano de paso, porque ella pregunta que si la entiende:
         --- Capisce? – pregunta ella.
         --  No capisce – contesta él.
         Después se sientan en una especie de prado a conversar. Se presentan. Ella viene de Suiza, y comienzan a ser agradables en la conversación de mutuo escrutinio. Ella saca una especie de manta, la sacude y la estira para sentarse sobre ella. Esos movimientos son muy hermosos en su figura femenina, y tienen algo de sensual, con las ropas blancas que ella llevaba encima, detalles que él no se deja de percibir y pasar por alto. Ella se siente segura de la mirada de él y disfruta sus movimientos femeninos llenos de gracia.
         La siguiente escena pasa a un matrimonio en un templo. Entran un par de novios. La novia toda vestida de blanco. Hermosa. El novio a su lado, llevándola del brazo y haciéndoles algunas picardías con la cara. Eran ellos dos, los que habían estado en el lago. Se estaban casando.
         La siguiente escena es en una casa. La señora, que antes había sido la novia, prepara el desayuno para los dos hijos que van a la escuela. Algunos detalles de familia, como las típicas recomendaciones de la mamá y del papá para que los hijos las apliquen en la escuela, que si no comer comida chatarra, sino que comerse la merienda que mamá les está preparando, y otros detalles matutinos. Esa mañana la mamá no va a llevar a los niños a la escuela, los va a llevar la señora que trabaja en la casa. El papá sale y los despide en el carro y vuelve a repetirse las recomendaciones de siempre. La camioneta se va, y el papá, que es Robin Williams, y que en la película se llama Cristy, se queda despidiendo a la camioneta que se iba con su dos hijos.

         En ese momento el teléfono celular indicaba con su alarma de aviso que estaba llegando un mensaje. “N” estiró la mano derecha para detener la película en el aparato reproductor de video, y poder leer el mensaje que estaba entrando justo en ese momento, aunque de principio pensó leer el mensaje más tarde, pero pensó que podría ser importante, y una vez la película en pausa, fue hacia la mesa de noche de color caoba, hacia la cabecera de la cama, a tomar el teléfono y atender la comunicación que estaba entrando. No era nada de importancia, aunque si era importante la comunicación, como el teléfono celular, para eso su invento y su profusión, pero se trataba de un mensaje de rutina y de saludo. Lo leyó, y no contestó nada porque consideraba que su silencio en nada iría a afectar a la persona del mensaje.

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