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Las cosas han cambiado.
Cristi ya no está en el infierno, donde
estaba antes, y donde estaba Annie.
Cristi se halla, ahora, en las afueras
de su casa, en la parte superior de las escaleras de la casa a la que había
entrado con Albert, el guía de color, que era su hijo; Cristi se halla en su
cielo, donde era su sitio; está solo. Todo vuelve a su colorido; todo son
flores de muchos colores; aquello es un cuadro, una pintura. La idea del arte,
como ya se dijo y que es la clave de película y también de este relato
hartamente insistido y recordado, porque al recordarlo aplicamos el refrán de
que “burro amarrado, leña segura”,
para no perder ni la leña, ni tampoco al burro, que ya no es el de Sancho, que
había sido perdido, mas bien robado por el famoso embustero y ladrón de nombre
Ginés de Pasamonte, para grande dolor del escudero del loco aquel que ya
también hartamente hemos aludido en este nuestro hijo, y que por fortuna y
alegría del mismo Sancho, volviese igual de burro o asno, a su valedero dueño,
y que en promesas ya tenía en su cuenta los cinco jumentos que le había
prometido en paga y en repuesto su amo Don Quijote.
Pero, volvamos a Cristi, que es lo que
nos ocupa, y que ahora camina solo en esos parajes de la imaginación de los que
la película esos detalles concibieron. En eso aparece Annie detrás de él,
vestida de azul. Cristi se voltea; ella le dice el pensamiento que ella siempre
le decía, pero ahora con sentido diferente; ella le dice: “a veces el que pierde, gana”, cuando ella lo decía siempre en
sentido contrario; ahora, que ella ha salido de su situación repite ese
pensamiento, pero en sentido optimista y positivo; ella le toca la cara a
Cristi con las dos manos; se ríen; se besan; es curioso en el infierno no se
besaron; ahora, sí; ya no están en el infierno.
Cristi le dice a ella que lo había
intentado todo; él le tapa los ojos a Annie; ella ríe; caminan; hay un cuadro;
en el cuadro hay una casa, la casa de sus sueños; ella se lleva las manos a la
cara, tal vez de sorpresa y de admiración; ella llora.
En eso aparece el viejo Al, el papá de
Cristi, y el suegro de Annie; enseguida aparece el perro que se sale corriendo
hacia ellos; después aparece Marie, la hija; ambas, Marie y Annie se funden en
un abrazo; lloran; aparece Ian, el hijo; se abrazan los tres, la madre junto
con los dos hijos.
En alguna oportunidad, uno de los tres
guías le había hablado a Cristi de la posibilidad de volver a la vida, en una
reencarnación; pero que era una decisión personal, siempre y cuando la persona
lo desease.
Annie le dice a Cristi que le gustaría
intentarlo todo, de nuevo, pero con Cristi; Cristi le propone, entonces, de
volver a nacer, de reencarnar; ella le pregunta que cómo va a hacer para
encontrarlo; él le contesta que así como la encontró en el infierno, es capaz
de encontrarla en la tierra, en la nueva reencarnación.
Y cambian las escenas de la película.
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