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En el
transcurso de esa mañana, nuestro personaje no descrito ni tipificado, porque
no es lo principal, había buscado la manera de averiguar el número de teléfono
de un conocido suyo, para comunicarle una idea, y pedirle un favor.
-- Hola,
P. -- ¿cómo anda la vida, por esos mundos de Dios?
-- Como
usted es bastante conocedor de películas y de esos desenvolvimientos, ¿no sería
posible que usted consiguiera en formato de DVD todas las películas que pueda
conseguir de Robin Williams?
-- Lo
que recuerdo de él, son muy pocas cosas que he visto – y le indicó algunos
datos de algunas películas que había visto, así de manera general, sin decir
ningún título por no recordar ni saber ninguno.
P. se
había comprometido a que haría todo lo posible, y que contara con eso. Sería un
hecho.
La idea
consistía en disponerse a ver todas las películas posibles del actor referido,
y dedicarse a buscar todas las ideas transmitidas en ellas. Tarea nada fácil
porque significaría tiempo y dedicación. Pero, motivado por el mismo mensaje de
una de sus películas, de que todo es cuestión de quererlo y de imaginarlo con
convicción, para que algo se haga realidad, esperaba hacer realidad lo que
ahora estaba comenzando a imaginarse. La convicción empezaba a descubrirse
porque estaba haciendo que fuese realidad al hacer con la petición del favor lo
que estaba pensando y quería. Todo era cuestión de dedicación. No por arte de
magia. Sino por convicción. La convicción era de la dedicación con que empezaba.
Y la convicción sería la perseverancia con que esperaba mantenerse.
Nada era
cuestión de quererlo y no hacerlo. No había ambigüedad y no cabía. Quererlo era
hacerlo. Hacerlo era lograrlo. No solo desearlo. Dedicarse. Esa era la
convicción.
Ya el
favor y la petición eran un hecho. Por lo menos, había transmitido la inquietud
y la necesidad. El primer paso estaba dado. En lo que dependía de él, todo ya
había comenzado.
No sabía
nada, o muy poco de le que llegaría a descubrir y de lo que habría de pasar. Lo
sospechaba. Lo intuía. Lo presagiaba. Por eso sentía las ganas de dedicarse a
lo que estaba comenzando. Empresa ardua. Pero empresa que ya comenzaba a ser
una realidad.
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